cuzco


Lista de emperadores incas
Estatua del emperador Inca Pachacutec situada en la plaza principal de Aguas Calientes.

La lista oficial de gobernantes del Imperio Inca fue escrita por la mayoría de los cronistas como Capaccuna, del quechua Qapaqkuna, "Los gobernantes[1] ". Se ha especulado algunas veces que existieron más gobernantes de los que ésta acepta y que varios fueron borrados de la historia oficial del Imperio por distintos motivos, pero estas tesis carecen de fundamento. Es muy improbable que hubiera Incas no listados en la capaccuna por alguna razón. Actualmente se considera en total como 13 Incas, agrupados en dos dinastías: Bajo Cusco (qu:Hurin Qusqu) y Alto Cusco (qu:Hanan Qusqu).

* Reino del Cuzco (Fase local)
o Dinastía Hurin Cusco:
+ ~1200 - ~1230: Manco Cápac
+ ~1230 - ~1260: Sinchi Roca
+ ~1260 - ~1290: Lloque Yupanqui
+ ~1290 - ~1320: Mayta Cápac
+ ~1320 - ~1350: Cápac Yupanqui
o Dinastía Hanan Cusco:
+ ~1350 - ~1380: Inca Roca
+ ~1380 - ~1400: Yáhuar Huácac
+ ~1400 - 1438: Huiracocha Inca

* Imperio Inca o Tahuantinsuyo (Fase de expansión)
o Dinastía Hanan Cusco:
+ 1438 - 1471: Pachacútec
+ 1471 - 1493: Túpac Yupanqui
+ 1493 - 1525: Huayna Cápac
+ 1525 - 1532: Huáscar
+ 1532 - 1533: Atahualpa

Machu Pichu



Muchos ejemplo del trabajo en piedra se pueden ver en Machu Picchu, "La ciudad perdida de los Inca." Esta antigua ciudad está situada encima de una montaña de 8.000 pies de altura, y está practicamente en la forma que estaba cuando vivían allí los Inca. Por causa de su altura y localización, los conquistadores españoles nunca encontraron Machu Picchu. Durante siglos, Machu Picchu permaneció oculta bajo un espeso manto de vegetación, rodeada de montañas de singular belleza y practicamente colgada sobre el Cañón del Urubamba, hasta que en 1911 el profesor Hiram Bingham, de la Universidad de Yale, topó con ella casi por casualidad, mientras buscaba Vilcabamba, el último refugio del Inca tras la llegada de los españoles. En ninguna de las crónicas de la conquista se hace referencia a su existencia; quizá ya estuviera perdida o tal vez se ocultó su ubicación. Los orígenes de esta ciudad, observatorio solar o centro ceremonial, siguen siendo un misterio.

Sorprendemente, todavía se encuentran los templos con paredes grandes de granito, esculpidos artisticamente que demuestran la pericia de los Inca. Machu Picchu se considera el mejor ejemplo y el mejor conservado de albañilería del imperio Inca.

Sacsayhuaman

Otro ejemplo de la aptitud que tenían los Inca con piedras es Sacsahuaman. Los Inca describieron Cuzco como un puma o un león de las montañas con Sacsahuaman como su cabeza. La antigua fortaleza en Cuzco era posiblemente un almacén que contenía cosas como armas, ropa, y grandes cantidades de joyas, oro y plata. Es muy probable que tardaron varias generaciones en terminar esta inmensa estructura que demuestra un trabajo muy delicado y fino de piedras en las paredes. La precisión usada para construir y poner forma a las piedras muestra la importancia de la fortaleza. La construcción en sí es peculiar ya que algunas de las piedras que se encuentran ahí son gigantes y hacen que uno se pregunte cómo es que las lograron transportar. Las piedras fueron encajadas con una precisión casi inimaginable. Resulta inexplicable descifrar cómo los incas pudieron cortar las piedras con tal maestría que no entra ni siquiera la lámina de un cuchillo entre dos piedras. El complejo también consta de una especie de toboganes grandes de piedras por donde el visitante se puede deslizar.


Economía

Las fuentes de riqueza incaica fueron la agricultura y la ganadería. Los Incas organizaron su economía en base al control de diferentes zonas productivas. Como estas áreas estaban determinadas por la altura a la que se encontraban, se llamó a este sistema control vertical de la producción. Esto les permitió contar con una gran variedad de productos que aseguraban su subsistencia.

Agricultura

Sistemas de Regadío - Andenes

andenes.jpg (44143 bytes)Los Inca no solo eran expertos esculpiendo piedras, sino también desarrollaron un sistema de riego para conquistar las dificultades ambientales que les enfrentaron. Los Andes, una región de laderas empinadas y tierra inadecuada para la agricultura, posaron un reto a los Inca. Para conquistar estas condiciones difíciles, los Inca hicieron unas terrazas a lo largo de las montañas. Para regar sus cosechas, cambiaron la ruta de los ríos para preveer canales para las terrazas. Esta inovación fue tan exitosa que muchas de aquellas terrazas todavía existen y están en uso hoy. Al ser los Andes una sociedad predominantemente agrícola, los incas supieron aprovechar al máximo el suelo, venciendo las adversidades que les ofrecía el accidentado terreno andino y las inclemencias del clima.

La adaptación de técnicas agrícolas que ya se empleaban con anterioridad en distintas partes, permitió a los incas organizar la producción de diversos productos, tanto de la costa, sierra y selva, para poder redistribuirlos a pueblos que no tenían acceso a otras regiones. Los logros tecnológicos, alcanzados a nivel agrícola, no hubieran sido posibles sin la fuerza de trabajo que se encontraba a disposición del Inca, así como la red vial que permitía almacenar adecuadamente los recursos ya cosechados y repartirlos por todo su territorio.
Artes

Orfebrería

Kero - Vaso ceremonial IncaLa dedicación mostrada hacia la albañaría de piedras también se ve en la escultura Inca. Moldearon y tallaron en gran escala, produciendo edificios como el sagrado Templo del Sol en Cuzco, pero también realizaron muchas obras más pequeñas. En la época de la conquista, los archivistas describieron las extraordinarias estatuas y esculturas hechas de oro y plata, pero desafortunadamente pocas existen hoy porque los españoles las fundieron. Solo hay algunas figuritas todavía, y muchas de estas fueron enterradas junto a los muertos como ofrendas o usadas en ceremonias religiosas como esta llama. De plata o de oro, estas figuras solían ser vestidas completamente, casi cubriendo totalmente el metal precioso. Tanto como sus creencias en las piedras, los Incas creían que el uso de metales era un factor muy importante.

Textilería

El tejido era otro arte con mucho significado para los Inca. Semejante a su gobierno, los tejidos eran muy bien organizados. Usando diseños geométricos y colores brillantes como decoración, los tejidos valían mucho. Además, el comercio se basaba en el intercambio de tejidos. Algunos de los tejidos tenían marcado ciertos eventos, los cuales se podía interpretar como una forma de escritura.

MEDIOS DE TRANSPORTE

MEDIO DE TRANSPORTE





Siendo también común el uso de perros.

En el Perú no contábamos con la rueda y teníamos únicamente la llama,() pero ésta carga tan sólo 40 kilos en promedio, () que es una cantidad pequeña comparativamente a la que soportan los animales traídos por los españoles, como, el caballo, el asno, el buey (uno de los animales de tiro más importantes de la humanidad) y también los camellos, que fueran traídos a estas tierras a inicios de la Colonia por el bilbaíno Juan de Reynaga, quien llegó a Lima con 7 ejemplares (6 hembras y un macho) vendiéndolos al poco tiempo a Pedro Portocarrero, natural de la ciudad de Trujillo (Extremadura) a 7,000 pesos, es decir, 1,000 pesos por ejemplar, precio que, comparativamente al de los caballos era una ganga(), sobre todo teniendo en cuenta que un camello soporta una carga de hasta 350 kilogramos y posee una velocidad de ocho a diez millas por hora, la misma que puede mantener en jornadas que superan de doce a dieciséis horas.()

Los españoles, introducen la carreta, esta no fue un vehículo publico para el traslado de pasajeros y por lo tanto no es materia de nuestro trabajo, sin embargo es importante nombrar que su uso dio origen el nueve de mayo de 1556 a la primera ordenanza relativa al transito en la ciudad.

Ordenanza contra carreteros de las acequias.- En la cibdad de los Reyes a nueve días del mes de mayo de mil e quynientos e cinquenta e seys años, en este mismo cabildo se trato que en esta cibdad andan las aguas muy derramadas que salen de las acequias a cuya cabsa las calles estan lodosas e se deriban los hedificios y se hazen cienagas de que se sigue mucho dañoa esta cibdad e que lo suso dicho es cabsa de andar las carretas por todas las calles de esta cibdad e se rompen con ellas las acequias.........

Esta ordenanza, además de ser la primera sobre él transito de los vehículos en Lima, es también precursara en lo que a disposiciones de protección a la contaminación ambiental se refiere, ya que su intención fundamental era evitar que las hediondas aguas de las acequias se derramaran ocasionando pestes en la población.

LOS COCHES

"Esta noche no hay coche

porque el cochero Manué

Se ha pegao una bomba

con la negra de su muje"

(copla popular 1900)

La Lima Colonial del Siglo XVI, ciudad de incontrastable personalidad, de elevados miradores semejantes a los minaretes musulmanes, de casas disforzadas que lucían fachadas sencillas en contraste con su lujo interior, no necesitó ni tuvo un servicio público de transporte. Las cortas distancias no lo ameritaban.

Sobre el transporte particular, existen marcadas contradicciones en lo que concierne a lo abundante o escaso de su existencia. Nos dice José de la Riva Agüero () que en el breve tablero de ajedrez que era Lima hacia la mitad del siglo XVI, entre los muros de los conventos y los solares de los conquistadores, rodaron carruajes... cuando eran raros en la misma España. ¿Se referiría Riva Agüero a los carruajes del Virrey, del Arzobispo o de algún oidor? Pues según don Ricardo Palma, por aquellas épocas los ya nombrados y unos pocos títulos de Castilla eran los únicos privilegiados poseedores de estos vehículos. ()

Pero lo cierto es, que el transporte publico, y no como lo entendemos hoy, hace su aparición en el siglo XVII con las llamadas carrozas de punto, que no eran propiamente un transporte urbano sino postas para el intercambio de caballos y vehículos en los viajes largos; y posteriormente las casas de balancines, () que funcionaban en recintos cerrados o solares repartidos en la ciudad, como el de la calle Beytia (3ra. cuadra del actual Jirón Azángaro) de propiedad del mulato Félix Sarriá, o el de la calle Plateros de San Agustín de Don Antonio García. Los propietarios vivían allí con sus familias y, además, como se estilaba en este negocio, compartían la vivienda con carroceros, auxiliares, herreros, costureros, carpinteros, pintores, alabarderos y demás personal dedicado a la operación y conservación de los coches y al cuidado de los animales de tiro. Los Balancines generalmente eran alquilados para fiestas, así como para salir fuera de la Ciudad. La autoridad no ejercía control alguno, quedando librada la bondad del servicio a la buena voluntad del transportista y a la exigencia del caballero contratante. Y para este servicio la clientela no era poca; porque para fiestas nuestros antepasados fueron muy entusiastas y les realizaban hasta por quíteme usted estas pajas, festejando el nacimiento, matrimonio o coronación de un príncipe, la entrada del virrey, la llegada del cajón de España, la canonización de algún santo, alguna victoria de las armas españolas; que por ese entonces eran muchas, la consagración de los arzobispos, etc.; todo esto acompañado de corrida de toros, pelea de gallos, repique de campanas, desfiles, procesiones, lumbraradas, () cabalgatas, toque de tambores, cohetes, cohetones y tarascadas.()

No debemos olvidar los invernales paseos, a las Lomas de Amancaes conmemorando el día de San Juan, ni los viajes veraniegos en balancín o caballo hacia Piedra Liza, rematándolo al regreso con un ajiaco en las picanterías de Abajo del Puente.

Antonello Gerbi sostiene que le parecen increíbles las cifras transmitidas por cronistas y viajeros que a fines del siglo XVII anotaban la existencia de 4,000 unidades, entre coches y calesas, las mismas que llegaban a 5,000 ó 6,000 en el año de 1740.() Sensata la duda de Gerbi, tomando en cuenta la reducida red de caminos urbanos y la población de la época.

En el año de 1815, informaba una comisión nombrada por el Virrey Don José Fernando de Abascal con el fin de estudiar nuevos arbitrios, que no había tenido tiempo de adquirir una noticia exacta de los carruajes que ruedan en esta ciudad; pero por un calculo aproximado parece ser existen 230 coches particulares 1500 calesas y 150 balancines públicos.

Calesa al modo de Lima

Las calesas particulares en la Lima de los siglos XVII, XVIII y mediados del XIX eran de sólo dos ruedas y tiradas por una mula montada por el calesero, comúnmente con capacidad para dos pasajeros, pero en algunos casos adaptado para cuatro, y servían para movilizarse en la ciudad. En cambio el balancín era un vehículo un poco más pesado, apto para viajes más largos como a Miraflores, Barranco, Chorrillos o el Callao, también era de dos ruedas() pero tirado por dos caballos, uno de los cuales era montado por el balancinero, tipo por lo general alegre y cantor de coplas con las que alentaba a sus flacos caballos. De ahí el dicho de la época: "tan flaco como caballo balancinero".

COMIDA

Comida



Sin dudas ni murmuraciones el rey de la cocina peruana. Su antecedente más antiguo es la costumbre que los indígenas de la costa norte del Perú tenían de comer pescado crudo. En ocasiones, ese pescado era macerado con el jugo del tumbo, una fruta de clima tropical. Junto con los españoles llegó el limón. Y el cítrico jugo de este fruto sustituyó al de tumbo. La preparación básica consiste en filete de pescado fresco cortado en trozos y cocido en limón. En ella se suma el ají limo y astillas de cebolla. Y por supuesto, la diestra mano del cocinero peruano. La guarnición que la acompaña es según el lugar y la región. Puede ser un camote sancochado, una papa sancochada, un choclo y cancha (maíz tostado).

VESTIMENTA

Vestidos típicos del Cuzco




La textilería en el Cusco es una de las artesanías andinas que ha subsistido desde los tiempos prehispánicos. Sin dejar de transformarse con el paso del tiempo, ha conservado elementos técnicos y estéticos que contribuyen a que el vestido tradicional cusqueño mantenga rasgos muy típicos.
El antiguo y básico telar andino, basado simplemente en la propia cintura de la tejedora y en accesorios muy elementales o en estacas clavadas en la tierra, sigue usándose hoy en día. Con él se producen algunas de las prendas del traje tradicional, como el chumpi (cinturón), la lliclla (manta femenina) y la chuspa (bolsa), entre otras.

Sin embargo, la vestimenta típica es diferente a la usada en tiempos de los incas y no deja de cambiar, aunque conserva muchos elementos propios que incluso adaptan lo industrial sin orientarse necesariamente hacia las anónimas prendas urbanas.
A lo largo del departamento del Cusco, en las zonas campesinas, es la mujer quien permanece más apegada al traje típico cusqueño, con muchos elementos iguales en toda la región y otros que varían de lugar a lugar. Su vestuario se compone de una chompa roja de confección industrial que hace fuerte contraste con la falda de bayeta negra orlada por cintas de lana de grosor y motivos variables. En muchos casos, se trata de varias polleras superpuestas, a manera de enaguas. Algunas mujeres usan chaquetas artesanales muy coloridas. Mientras que en todas es infaltable la lliclla, manta que cubre los hombros, y también la quepirina, pieza de tela usada como implemento de carga de las guaguas o de diversos objetos. Aunque en ciertas zonas las mujeres usan sombreros de fieltro, en muchas otras siguen portando monteras, esa prenda de estructura dura, forrada en tela, de forma redonda o rectangular y con una hendidura para la cabeza.

En comparación, en gran parte del Cusco el hombre ha ido dejando las antiguas prendas andinas, aunque los campesinos mantienen el poncho, con colores y diseños variados según las localidades, y el chullo confeccionado por ellos mismos con palitos de tejer. En algunas zonas, como en Ollantaytambo y en la comunidad de Qeros, los varones siguen usando pantalón de bayeta negra a media pierna, chaqueta y chaleco de bayeta adornada con cintas y botones. En todos los casos añaden un sombrero de paño, ya que la montera ha dejado de ser parte del vestuario masculino.
Tanto las mujeres como los varones usan como calzado ojotas artesanales de jebe; las femeninas son un tanto más delicadas y tienen un pequeño adorno de color encima de los dedos. Los hombres no llevan medias y las mujeres, si lo hacen, las usan largas y gruesas.

Ésta es la vestimenta cotidiana del campesino cusqueño. En las fiestas el traje se ve resaltado por algunas prendas nuevas o más decoradas. Para las danzas se visten prendas especiales, muchas veces de alquiler, y máscaras, si la danza las requiere, mientras que para el Inti Raymi, el cusqueño saca a relucir elegantes ponchos que afirman su idiosincrasia local.

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